Al buscar el
ruido, vemos a un señor con un paquetito de dos pastillas de dulce sólido, una
de ellas ya en su boca, la saboreaba, la mordía, después la movía de un lado a
otro chocando con sus dientes y la lengua, hasta que conseguía juntar el sabor
en su boca y entonces lo pasaba de
un solo trago de saliva. Siguiendo en su tarea de acabarla, de deshacerla, la
gente seguía callada, oyendo
semejante ruido de chupetes, “crashes”,
sorbidos, mordidas… ¡dulce eterno! ¿qué marca es?
A casi cinco minutos de disfrute, mis
oídos ya no quieren oír, pero es imposible no hacerlo, de hecho nos callamos y
disimulamos que no oímos semejantes golpeteos bucales, tomando nuestros celulares para
distraernos; de repente viene el silencio
¡qué bendición! ¡Al fin lo logró! desintegró la pastilla y ahora yace en su
estomago y este hará el resto, afortunadamente en silencio.
Poco nos dura el
gusto pues no olvidemos que era un paquetito de dos pastillas, por lo que
inicia de nuevo la euforia de chupetes, dientes tronando la pastilla, mordidas
de un lado, mordidas del otro, mordidas masticando lo que logro romper,
sorbidos, paseos de cachete de ida y vuelta de la indestructible pastilla.
Mi hermana viendo mi cara de fastidio,
me provoca una carcajada ahogada,
al decirme discretamente: “No me lo quiero imaginar con una bolsa de
chicharrones”, reímos hasta las lágrimas con el ruido del dulce que no acababa
de “fondo musical”.
Por fin, por
segunda vez, logra exterminarla y su boca descansa y nuestros oídos también… El sujeto en cuestión, totalmente indiferente
a su ruidosa y molesta situación, termina su momento dulce y nosotros podemos continuar con
nuestra espera en silencio.
¡Qué
desagradable! No me lo quiero imaginar a este sujeto en el cine con su súper interminable
combo de palomitas de maíz, nachos, hot dog y refresco tamaño mega por diez pesos extra. En un radio de
cinco asientos a la redonda, se
escucharían los tronidos de las palomas o nachos, su masticación, la formación
del bolo alimenticio, su saboreamiento con tronido de boca y lengua y finalmente su atragantamiento al estómago como en sonido
Dolby estereofónico; pobres de las personas alrededor, ya que no les quedará de
otra que escucharlo, salirse del cine o quejarse :
-
Señor disculpe , allá adentro hay un señor que hace mucho ruido al comer palomitas
y no me deja oír el sonido Dolby de la película…
Y ya me imagino al gerente todo apenado
diciéndole al ruidoso:
-
Señor hemos recibido varias quejas de sus vecinos de
asiento, por el ruido que hace
usted al comer su interminable súper
mega combo, por lo que lo invitamos a
retirarse o abstenerse de comer dentro del cine, hasta que no refine sus
modales...
A continuación
unas ideas generales para evitar ser sujetos ruidosos molestos en cualquier
lugar público:






Seamos más corteses
con las personas que nos rodean,
aunque sean completamente extrañas a nosotros, no nos cuesta nada y podríamos
hacer una diferencia en este mundo indiferente a las buenas costumbres y a la
educación.
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