Monday, 30 September 2013

Angustias olfativas




El oler bien es una consideración hacia nosotros mismos y hacia los que nos rodean.

El olfato es un sentido tan importante como el de la vista, el oído, el gusto y el tacto. Todos ellos se deben combinar para convertirse en sensaciones, que nos permiten disfrutar todo lo que pasa a nuestro alrededor. Todos ellos se relacionan, si uno llega a fallar los otros por consiguiente también.

Soy una persona olfativa, que recuerda a través de los olores a  personas, lugares y eventos. Es impresionante cómo un buen olor me pone de buenas y un mal olor hasta migraña me causa.

Hace pocos días estábamos en la fila de migración en el Aeropuerto John F. Kennedy de la ciudad de Nueva York. La fila era inmensa pues habíamos llegado varios vuelos al mismo tiempo, y uno de ellos provenía  de Paris. Mi esposo y yo teníamos residuos de una gripe que nos impedía oler; sí podíamos respirar pero no percibíamos ningún olor.


La fila iba avanzando  y empezamos a “amiguear” con los compañeros de fila , pues no quedaba nada  mejor que hacer ante la lentitud  y escasez de los agentes de migración.  De repente vimos en la fila de enfrente que todas las mujeres en automático se volteaban hacia nosotros y se convertían en árabes; aprovechando sus bufandas o solapas del saco llevándoselas sin pensar a la nariz, dejando sólo los ojos con expresión de sufrimiento. Los hombres también se volteaban y trataban de contener la respiración  que a medida que avanzábamos iban recuperando.

Mi esposo y yo nos volteamos a ver con cara de interrogación preguntándonos ¿qué pasa? ¿Ya llegaron las armas químicas al aeropuerto? Seguramente Siria ya atacó  y nosotros ni enterados. 

Ante este peligro,  no dudé en preguntar  a nuestra amiga de fila, la cual respondió conteniendo la respiración  - es un francés que va enfrente de nosotros. ¿No lo huelen? ¡Esta cañón! – Lo mire y el señor no se percataba de que la molestia a lo largo y ancho de la sala ¡era él! . Miraba su celular y avanzaba con calma. Para él todo estaba bien. No me quiero imaginar a sus vecinos de asiento en el avión, el sufrimiento olfativo que se llevaron durante las siete horas que dura el vuelo de Paris a Nueva York.

Ahí ante tan  buen olfato que tengo me sentí aliviada, pues por primera vez en mi vida, la  gripe tenía alguna utilidad actuando como filtro ambiental, pues me salvó de fumarme el humor del tipo y dejarme con su olor por un tiempo en la nariz.

En la misma fila otra señora nos preguntaba con cara de angustia y asco, que si no se olían a si mismos y la respuesta desafortunadamente era que no.

Nuestro cerebro  a través del olfato puede percibir hasta diez mil olores diferentes, sin embargo existe un fenómeno llamado “fatiga olfativa”, la cual, después de cierto tiempo en presencia de un olor, hace que dejemos de  percibirlo. Nos agobiamos de oler lo mismo bueno o malo, nos cansamos y nuestro cerebro decide bloquearlo.

Por eso es común que muchas personas no percibamos nuestros olores  o a qué huelen los demás con los que convivimos, dejando a este tema como uno muy  delicado a tratar con el apestoso en cuestión.  Si uno no se percibe maloliente por presentar fatiga olfativa, ¿cómo puede saber que apesta?

Decirle a alguien que huele mal, podría ser muy desagradable tanto para el que da la noticia, como para el que la recibe.  Recuerdo a Pepe Le Pew un zorrillo francés enamorado eterno de una gatita llamada Penélope - que por extrañas razones, siempre se pintaba la cola con una raya blanca y era confundida por una zorrillita -   que llegó al borde del suicidio cuando ésta le confiesa lo mal que olía, haciendo esto su amor imposible. Él queda destrozado de por vida . Un golpe así  podría destruir nuestra seguridad y autoestima.

Lo mejor es no correr el riesgo y llevar a cabo nuestra rutina diaria de limpieza personal y ayudarnos con tres elementos básicos para no caer en ese extremo: baño diario, desodorante y loción. 

Ropa limpia todos los días, también es un factor importante, el olor de los franceses - dicen los que saben -  también se debe a que utilizan varios días la misma ropa interior y si a eso le sumamos  su comida condimentada, tenemos la combinación ganadora para un humor desagradable.

No dudo que habrá franceses muy limpios y por justos paguen los pecadores, pero mis experiencias olfativas hasta el día de hoy con ellos no han sido muy buenas.

Seguramente los mexicanos también tenemos nuestro humor particular y otras culturas se quejarán de él,  pero gracias a la fatiga olfativa entre nosotros, vivimos tranquilos.

Oler bien es la cereza del pastel después de nuestra rutina diaria de arreglo personal. No hay nada más agradable que un hombre huela y se vea bien ; es cerrar el círculo de todos los sentidos en nuestra persona  con broche de oro.


Consejos para no caer en el Síndrome de Pepe Le Pew


1. Baño diario


2. Utilizar desodorante de acuerdo al grado de sudor de su cuerpo. Existen desodorantes más potentes que otros y lo mejor es utilizar un antitranspirante , que evitará manchas de sudor en las axilas de las camisas y el mal olor. De preferencia  debe de ser  neutro es decir  sin fragancia, para que no compita con su loción. 

3. Usar loción. Escoger una loción de acuerdo a su personalidad y tolerancia. Un aroma que huela a fresco y sea ligero es mejor  por la mañana. Si se tiene  un compromiso por la noche uno más fuerte será lo adecuado.

La loción será su sello personal. No olerá igual en todas las personas. Al comprarla pida el consejo de una amiga o de su pareja, pruébeselas, si puede utilícela todo el día, y si al final del mismo le gusta, esa será su fragancia.

Los lugares para utilizar la loción son: pecho y cuello abarcando un poco de la quijada. En la noche agregará mejillas cerca del oído. Estos son lugares con alta circulación de sangre lo cual mantendrá su olor en su cuerpo por muchas horas. Cuidado de aplicar mucha cantidad, su olor deberá ser discreto.

4. Siempre utilice ropa interior y exterior limpia.

5. Utilice talco o desodorante para pies. Debido a que sus pies los encierra por más de doce horas seguidas en sus zapatos, éstos podrían despedir un aroma desagradable. También es aconsejable terciar el uso de los zapatos, es decir no repetir el mismo par dos días seguidos, para dejarlos descansar y airearlos.

7. Cuidar lo que comemos. Es bien sabido que el humor de las razas lo dan los alimentos que ingerimos, por lo cual no esta de más tener cuidado de no comer ajo y cebolla en exceso, fumar y consumir bebidas alcohólicas, ya que contribuirán a que nuestro olor sea desagradable.


Seamos  ecológicos y que la sensatez persista en nuestras mentes y cuerpos, olores siempre habrán, pero procuremos que sean agradables no sólo para nosotros, sino para los que nos rodean, en todos los ámbitos de la vida cotidiana, una persona limpia cabe en todas partes, es bien recibida y será recordada por sus virtudes, no por sus “olores”.

Monday, 2 September 2013

El dulce eterno...



Mi hermana y yo estábamos en la recepción de un consultorio médico, esperando por el recibo de honorarios del doctor,  platicando en voz baja, ya que el ambiente en cuestión era silencioso y pacífico, cuando de repente, escuchamos unos ruidos ajenos a nuestra conversación, que inevitablemente nos hizo callar y preguntarnos ¿qué es eso?

Al buscar el ruido, vemos a un señor con un paquetito de dos pastillas de dulce sólido, una de ellas ya en su boca, la saboreaba, la mordía, después la movía de un lado a otro chocando con sus dientes y la lengua, hasta que conseguía juntar el sabor en su boca y entonces  lo pasaba de un solo trago de saliva. Siguiendo en su tarea de acabarla, de deshacerla, la gente  seguía callada, oyendo semejante ruido de chupetes, “crashes”, sorbidos, mordidas… ¡dulce eterno! ¿qué marca es?

 A casi cinco minutos de disfrute, mis oídos ya no quieren oír, pero es imposible no hacerlo, de hecho nos callamos y disimulamos que no oímos semejantes golpeteos bucales,  tomando nuestros celulares para distraernos;  de repente viene el silencio ¡qué bendición! ¡Al fin lo logró! desintegró la pastilla y ahora yace en su estomago y este hará el resto, afortunadamente en silencio.

Poco nos dura el gusto pues no olvidemos que era un paquetito de dos pastillas, por lo que inicia de nuevo la euforia de chupetes, dientes tronando la pastilla, mordidas de un lado, mordidas del otro, mordidas masticando lo que logro romper, sorbidos, paseos de cachete de ida y vuelta de la indestructible pastilla.

 Mi hermana viendo mi cara de fastidio, me  provoca una carcajada ahogada, al decirme discretamente: “No me lo quiero imaginar con una bolsa de chicharrones”, reímos hasta las lágrimas con el ruido del dulce que no acababa de “fondo musical”.

Por fin, por segunda vez, logra exterminarla y su boca descansa y nuestros oídos también…  El sujeto en cuestión, totalmente indiferente a su ruidosa y molesta situación,  termina su momento dulce y nosotros podemos continuar con nuestra espera en silencio.

¡Qué desagradable! No me lo quiero imaginar a este sujeto en el cine con su súper interminable combo de palomitas de maíz, nachos, hot dog  y refresco tamaño mega por diez pesos extra. En un radio de cinco asientos a  la redonda, se escucharían los tronidos de las palomas o nachos, su masticación, la formación del bolo alimenticio, su saboreamiento con tronido de boca y lengua  y  finalmente su atragantamiento al estómago como en sonido Dolby estereofónico; pobres de las personas alrededor, ya que no les quedará de otra que escucharlo, salirse del cine o quejarse :

 - Señor disculpe , allá adentro hay un señor que hace mucho ruido al comer palomitas y no me deja oír el sonido Dolby de la película…

Y ya me  imagino al gerente todo apenado diciéndole al ruidoso:
-       Señor hemos recibido varias quejas de sus vecinos de asiento, por el ruido que  hace usted  al comer su interminable súper mega combo, por lo que lo invitamos a  retirarse o abstenerse de comer dentro del cine, hasta que no refine sus modales...

¿Díganme si no les ha tocado alguien así? Ya sean pastillas, chicle o comida “tronadora”, ojalá dejáramos la prudencia a un lado y  nos pudiéramos quejar, al menos yo ya lo habría hecho dos que tres veces, pero en vez de esto, para no ser incorrectos y groseros, mandamos mensajes no verbales como movernos desesperadamente en nuestro lugar de un lado a otro, lanzando una mirada de “cállate”, que en medio de la obscuridad del cine o ante la mirada de indiferencia del ruidoso, no logra su cometido.



A continuación unas ideas generales para evitar ser sujetos ruidosos molestos en cualquier lugar público:

*    Las pastillas y mentas para el aliento, deben de chuparse discretamente e irse disolviendo poco a poco en la boca, no a base de mordidas. Precisamente son de caramelo macizo para durar más y refrescar el aliento por mayor tiempo.

*    Si estas en un cine o teatro y estas comiendo los típicos alimentos de acompañamiento de la función : palomitas, nachos, refresco, vamos a hacerlo de la manera más silenciosa posible por respeto a tus vecinos de butaca. También será bueno llevar tu basura al basurero al final de la función, aunque haya personas especializadas que lo harán, estarás demostrando educación y clase al tener tu la iniciativa.

*    Al estar en una sala de espera de un consultorio médico u hospital, será necesario ser prudentes con las personas presentes y cuidar nuestros modales, tal vez estén enfermas y se sientan mal, por lo cual es recomendable ser educados, saludando en general al llegar y despedirse al salir. De preferencia hay que evitar comer en estas ocasiones y hablar en voz baja. Si tiene que hablar por celular hay que hacerlo de manera discreta e inclusive salirse del lugar.

*    Masticar chicle ruidosamente , tronarlo, hacer bombas con él, puede llegar a ser muy molesto para las personas alrededor. Trate de masticar el chicle discretamente y en cuanto se le acabe el sabor, tírelo en el bote de la basura, siempre envuelto en un papel.  Por favor no lo tire en el suelo o lo pegue en el asiento, pared o árbol que encuentre en el camino. Si  no tiene bote de basura a la mano, guárdelo hasta que vea uno.

*    En cualquier situación, pública a privada, comiendo cualquier tipo de alimento, debemos masticar con la boca cerrada, no hay nada más desagradable que hablar con la boca llena y escupir lo que comemos al hablar.


*    Las groserías así como los ruidos bucales, son muy desagradables en un ambiente público y pueden llegar a incomodar a las personas alrededor. Aunque actualmente son muy “comunes” y parecen ser un vocabulario frecuente, no debemos tomarlas como algo normal y permitido. Debemos ser respetuosos y mejor guardarlas para ocasiones de confianza donde las personas no se sientan ofendidas al  escucharlas.


Seamos más corteses con las personas que  nos rodean, aunque sean completamente extrañas a nosotros, no nos cuesta nada y podríamos hacer una diferencia en este mundo indiferente a las buenas costumbres y a la educación.