Prudencia
La prudencia significa cautela, sensatez, moderación.
Una persona prudente se conduce por la vida con mesura y cuidado de no ocasionar algún daño intempestivo, con consecuencias propias o ajenas . Es un sujeto considerado hacia los demás. No antepondrá un beneficio propio frente a los que le rodean, si no es justo o correcto.
La prudencia no tiene nada que ver con la religión, política, estudios o credo. Tiene que ver con la educación que nos dan en nuestras casas, del ejemplo de nuestros padres, del sentido común.
En la actualidad es muy poco conocida, debido a los comportamientos laxos, donde no hay jerarquías de respeto, ni buenos modales, ni tiempo y momento correctos.
No existe prudencia :
Donde un simple estornudo o una simple tos, son vistas como algo común, natural, inofensivo y se hace sin pañuelo, contaminando una sala de emergencias, donde existen personas enfermas o incluso hasta delicadas, esperando atención médica.
Cuando una “cordial” visita para un enfermo, que debe ser muy corta y no durar mas de 10 o 15 minutos dure incomodas horas y se convierta en una larga visita social, donde el visitante pasa a primer plano, haciendo al enfermo con todos sus malestares físicos y emocionales a un lado.
No hay prudencia cuando se llega a una casa a " quedarse" sin ser invitado directamente por el dueño y sin importar sus planes o situaciones personales por las que este viviendo.
Cuando en un consultorio, el celular de una persona, no para de sonar debido a mensajes que la hacen reír a carcajadas y con un volumen tan alto, que retumba para el malestar de alguna persona enferma
Donde un día cualquiera, inclusive un domingo, nuestro vecino de al lado empieza a practicar batería a las diez de la noche, sin pensar que alrededor hay gente que quiere dormir y que necesita levantarse temprano para irse a trabajar.
No hay prudencia cuando en el cine la gente acepta llamadas por el celular y habla a gritos en plena función.
No hay prudencia cuando manejando, observamos el comportamiento errático y distraído del conductor de enfrente porque va texteando o hablando por el celular mientras maneja.
No hay prudencia, cuando vemos bajarse de su auto a una persona en perfecto estado físico - no sé mental - estacionada en un lugar para discapacitados.
No hay prudencia cuando en un restaurante, papás fumadores se sientan en el área de fumar con sus hijos pequeños.
Prudencia, si todos la practicáramos a diario, estoy segura que viviríamos en un lugar mejor o al menos un poco más amable, con menos daños colaterales y una satisfacción personal de hacer lo correcto, que nos ayudaría a dormir mejor cada noche.